De un tiempo a esta parte se han puesto de moda dos denominaciones para la calefacción eléctrica de efecto Joule habitual, a saber:

–        Calor azul.

–        Calor verde.

Aunque son marcar registradas se han afianzado en el mercado y casi todo el mundo las llama así aunque muy poca gente sabe lo que es, y lo más importante, no conoce el brutal consumo eléctrico que necesitan para calentar una vivienda.

Por otro lado, una gran labor de marketing hace que un gran número de personas usen estos sistemas de calefacción creyendo en la supuesta eficiencia de esto sistemas.

Pero ¿Qué son?

El sistema eléctrico de calefacción conocido como calor azul no es ni más ni menos que los radiadores de toda la vida, aliñados con un diseño parecido a un radiador de aluminio tradicional, el uso de programador y termostato electrónico.

Funciona con una resistencia calentando un fluido (¡Vamos! Como el conocidísimo radiador de aceite de la abuela) con el problema de que si necesita 2000 W consume ¡¡2000 W!!

Por otro lado, el calor verde son paneles que irradian desde el techo y/o paredes debido a la alta temperatura que alcanzan. Por el mismo motivo que los anteriores son carísimos en cuanto a consumo eléctrico y añadir que el confort que crean no es el más adecuado.

Si en el calor azul teníamos el antecedente de los radiadores de aceite de siempre, en el calor verde ocurre algo parecido: Los calefactores de baño y los que se pueden encontrar en naves industriales son de ese tipo.

En resumidas cuentas. La calefacción eléctrica (salvo que la economía no sea un problema) pura y dura nunca es recomendable