A veces comprobamos que los radiadores de una calefacción por agua no calientan, o a menos, no calientan de manera adecuada. La mayoría de las veces lo que ocurre es que el aire acumulado en la parte superior no permite que se calienten da manera correcta, recordemos que el aire es un buen aislante; esta anomalía se detecta fácilmente ya que el radiador calienta en diagonal y se comprueba que la parte superior no calienta excepto por la entrada de la ida. Es el momento de purgar los radiadores.

Esta operación debe realizarse siempre al comienzo de la temporada de calefacción (unos días antes del momento que tengamos previsto encender la calefacción), ante cualquier operación de mantenimiento que haya podido introducir aire o haya obligado a un vaciado de la instalación (como por ejemplo sustituir una llave o detentor) o cuando se compruebe que no calientan de forma uniforme como hemos comentado en el primer párrafo.

En la operación de purgado lo que vamos a hacer es expulsar el aire de los de calefacción a través de un sencillo elemento llamado purgador que se encuentra en la parte superior de los radiadores. Esta sencilla operación hará que el sistema consuma menos, evitaremos zonas frías e incluso los ruidos habituales que se producen en los radiadores cuando tienen aire.

La operación es muy sencilla y no se necesita llamar a un profesional RITE ya que lo puede hacer el propio usuario siguiendo estos sencillos pasos. La operación en sí es muy simple: Colocar un vaso o similar en la salida que tiene el purgador y girar la llave del purgador con un destornillador o cualquier otro elemento parecido para que salga aire y hasta que salga agua, en ese momento cerraremos. Nos aseguraremos de que hemos quitado todo el aire cuando el agua salga de manera continua y sin ruido. Os explicamos el orden de purgado y las operaciones al acabar:

  1. Debemos comenzar siempre por el radiador más cercano y finalizar por el más alejado en el sentido de circulación del agua. Si no se conoce, generalmente los más cercanos siempre están un poco más calientes que los más lejanos.
  2. Es conveniente realizar un purgado en frio, ajustar la presión de la caldera y posteriormente otro en caliente y ajustado de presión en caldera.
  3. Comprobar que no se produce goteo en ninguno de los purgadores y que han quedado correctamente cerrados.

Todos los consejos anteriores son para radiadores con purgadores manuales. En el caso de que no hayan instalado purgadores automáticos no será necesario realizar la operación anterior, aunque conviene revisar el correcto funcionamiento de estos purgadores automáticos ya que, a veces, se quedan atascados.

Ya los sabéis, el mayor enemigo de una instalación de calefacción es el aire y la forma de eliminarlo es mediante el sencillo proceso del purgado.